Paco Puente
(1945-marzo- Ciudad de México)
“S” El oficinista perfecto
Amanecía, “S” repetía sus rituales de inicio de un nuevo día, como todos los días del año, como todos los años desde que tenía memoria. Salía de la cama por el lado izquierdo, se santiguaba frente al crucifijo que estaba sobre la cabecera de la cama, calzaba unas pantuflas viejas y se levantaba lentamente —no sabiendo que le depararía el día—. Pasaba al cuarto de baño a cumplir con el rito de su higiene matutina, que incluía un baño rápido en la regadera. Quince minutos después bajaba a desayunar una fruta y café con pan. Caminaba hasta la parada del autobús, allí tomaba un Juárez-Loreto para dirigirse al trabajo.
Llegaba a su escritorio, colocaba en una pila los télex, telegramas que habían llegado durante la noche y las cartas que el cartero había dejado al alba. Elaboraba una relación anotando cuantos productos habían pedido por categoría y la enviaba al almacén junto con los pedidos para su embarque. Regresaba a su escritorio, hablaba al banco para que le reportasen los depósitos recibidos el día previo y los iba tachando de las listas de ventas de fechas anteriores. Se aseguraba que los clientes de los nuevos embarques no tuviesen adeudos vencidos, de ser el caso, telefoneaba a los clientes para explicarles que no procedería su embarque hasta haber recibido el pago de su compra anterior. Antes de que se cerrase el almacén volvía a hablar al banco para verificar si el cliente moroso ya había cumplido, en caso de ser así, liberaba su embarque notificándole al almacén.
A la hora de la comida sacaba de su gastado portafolios un sándwich de jamón y queso que se había preparado en casa y traía envuelto en papel estraza. Comía solo, sobre su mesa de trabajo. Lo acompañaba con un café que tomaba rápidamente.
Se dirigía al almacén para hacer un levantamiento físico del inventario. Nunca coincidía lo que debería de haber con las existencias reales, algún o algunos de los empleados seguramente los sustraían para su propio beneficio. Sabia que esto le causaría problemas. No podía hacer nada.
Todos los días, como a eso de las ocho de la noche llegaba don Germán, el dueño, para ver como iba el negocio. Un halo de alcohol lo seguía por donde fuese. Los ojos rojos denotaban que había bebido más de una copa. A pesar de que era un hombre que empezaba a ser viejo era atemorizante, de él emanaba una sensación de fuerza, de violencia que daba miedo. Estaba perdiendo el cabello, había sido rizado y rojizo, ahora lo tenía mezclado con abundantes canas ensortijadas. Tenía grandes pecas rojizas en la cara y en las manos. Su voz de tenor era muy potente, cuando se enojaba la alzaba a todo volumen mientras los empleados temblábamos y una secretaria de ojos llorosos sacaba discretamente un pañuelo para sonarse. -Buenas noches a todos,—rugió el patrón
—.Buenas noches don Germán, contestamos el personal a coro.
-¡A ver!, quiero que venga “S” a mi oficina inmediatamente. ¡¿Cómo que hay faltantes otra vez?!
-con pasos inseguros “S” se acercó a la gran mesa de trabajo de don Germán. Este estaba tan molesto por el faltante que empezó a golpear la mesa con la palma de la mano y a gritarle al señor ”S”: Narajo “S”, ahora si que ya ni la friegas, ¿cómo que otra vez me robaron en tus narices?, entonces ¿dime para que sirves?, ¿para que te quiero?, ¿para que te pago?, eres un inútil , un bueno para nada.
-No se enoje don Germán, yo no me robé nada, fueron sus trabajadores
-¡Que bueno eres para echarles la culpa a los demás! , que tal si aceptas tu parte.
.-Yo no hice nada don Germán, se lo juro.
—¡No jures, ni que la chingada!, Ya mejor lárgate
-No sea así don Germán, necesito de mi trabajo para vivir.
— ¡Por eso deberías de cuidarlo, hacerlo bien!
-Por favor don Germán, ¡se lo suplico!
-Bueno, bueno, para que veas que tengo buen corazón: solo te voy a descontar dos días de sueldo que puedes reponer si trabajas el fin de semana.
-¿Muy bien patrón, lo que usted diga!
-Ya de noche “S” salió cabizbajo para enfrentar a su mujer, que seguramente criticaría a don Germán y le diría a él que era un mediocre, un don nadie, un miedoso, en resumen, un perdedor.
Al llegar a su casa las quejas de su mujer repetían palabra a palabra las que él había anticipado:— “perdedor”, “loser”, eres el trapeador de tu jefecito! Ya sin ganas de nada, tomo medio vaso de leche del refrigerador y se fue a la cama a descansar para el siguiente día.Todo había salido todo mal, como lo temía. “S” esperaba que siguiendo su ritual los días fuesen amables y no lo asaltaran las mismos mas dudas y dolores de ayer, antier, antes de ayer, y todos los días previos. No encontraba la paz por ningún lado, ni siendo el hijo perfecto, el marido ideal, el buen padre o el trabajador eficiente y cumplido. Nada parecía salirle bien, ni le traía paz. La única opción que tenía era repetir mañana una vez más su papel del oficinista perfecto y esperar que fuese para bien.
-Narración inspirada en el Mito de Sísifo-.
Sara Torres
(Nace en CdMx 1972)
Amanecer
Un ventanal grande con una puerta corrediza, es la frontera entre el comedor y el jardín de la casa. A través de él puede observarse ese espacio que todavía no es muy claro. Son poco antes de las 7 de la mañana, una atmósfera de sombras y formas sin definir, ambiente indeterminado que invita a la imaginación. Un cielo negro, negrísimo y opaco, matizado por una luna tímida que se esconde detrás de las nubes. Debajo un territorio desdibujado donde apenas pueden percibirse vagas figuras de un lugar que parece sin vida.
Pasan los minutos y el sitio empieza una trasmutación, como si un nuevo orden apareciera. Las primeras luces del día hacen su aparición, pálidas primero y luego poco a poco van adquiriendo mayor intensidad. Comienzan discretamente iluminando hacia el fondo, primero sobre la barda de piedra gris y luego abarcando todo lo demás.
Hacia una esquina un hermoso limonero emergiendo de entre la penumbra, mostrándose a sí mismo, su fuerte tronco, sus ramas, sus espinas y hacia afuera entregando al mundo sus azahares y sus frutos, en una ofrenda.
La sombra del limonero es como una nube que protege macetas de todos tamaños que se encuentran bajo su cobijo, macetas grandes y pequeñas y en ellas hierbas de olor, menta, hierbabuena, romero, albahaca todas ellas mezclando sus aromas y perfumando todo el entorno.
Con la frescura del aire matinal el pasto todo se llena de gorriones, como una alfombra que cubre el piso. Los inquietos seres alados, se mueven incesantemente inmiscuyendo sus narices entre la tierra, buscando su alimento, su sustento. De cuando en cuando hacen una pausa y comparten su canto lleno de vida.
A cada instante los rayos dorados del sol se despliegan y cambian todo aquello que alcanzan, todo aquello que tocan. Verde, tonalidades infinitas de verde van brotando, una escala inagotable de aceitunados, esmeraldas y cetrinos salpicando todo el escenario. Por encima, un hermoso cielo azul, surcado por cintas blancas, nubes en flujo constante, unas vienen, otras se van.
Y ese es mi paisaje, el que todas las mañanas despierta mi conciencia al iniciar el día. Pequeñas variaciones que revelan que hoy es un día diferente al anterior y también un día distinto a mañana. Siempre me ha intrigado esta repetición constante, un amanecer y otro y otro, todos tan similares y al mismo tiempo cada uno inédito.
Es ahí donde me encuentro conmigo, en ese espacio de silencio donde el ruido se apaga y las reflexiones internas toman una intensidad sin igual. De esos instantes es donde surge el deseo por escribir.
Muchas preguntas aparecen, una detrás de otra e intuyo cómo sería no tener la urgencia de responder, permanecer ahí, atenta. Después de todo ¿no es de las preguntas de donde obtenemos nuestros más sublimes saberes?
A veces escribir puede parecer un acto complejo y otras veces solo se me muestra como un sueño, donde las imágenes van apareciendo por sí solas, se combinan con un estado interno y se despliegan una tras de otra, instaurando nuevos universos.
Para escribir creativamente quizá se necesite también saber leer creativamente, leer libros, sí, pero leer alrededor, leer personas, leer animales, plantas, situaciones, leer dentro y fuera con ingenio, leer la vida misma. Tal vez todavía haga falta aprender muchos lenguajes para seguir leyendo.
Mi mente deambula, regreso a mi paisaje, contemplo la escena, mientras entre líneas algo me dice: La vida es simple, más simple de lo que parece, quizá el mayor afán sea permanecer quieta, sensible, permitiendo que las palabras me encuentren y le den vida a mi voz. Dejar que mi ser amanezca, una y otra vez, frente a un papel.
Carta invisible
Querida Sarah:
Te escribo esta carta esperando que la leas y te encuentres con ella no sólo en esta ocasión, sino una y otra vez en los años por venir.
Probablemente hoy encontrarás en esta carta sensaciones, pensamientos y emociones hoy presentes en tu vida. Sin embargo estoy convencida de que lo que aquí quede plasmado volverá a tomar nuevas formas y significados en otros momentos, en otros tiempos.
Mis palabras hoy buscan en primer lugar ser un testimonio de tu proceso creativo y al mismo tiempo compartirte algunas reflexiones que me han surgido observándote en estas últimas semanas.
Antes que otra cosa quiero reconocerte la forma en que has podido ir soltando ciertas creencias, pensamientos y barreras internas que te impedían atreverte a enlazar con la escritura de una manera más formal. La escritura y las palabras han tenido siempre un lugar especial en tu vida, tu relación con ellas ha sido de muchas maneras una posibilidad de intimidad contigo misma y con tus pensamientos y sentimientos. Pero al mismo tiempo también son parte de un anhelo de contacto con los demás, de compartir parte de tu esencia, y de desentrañar eso que vive dentro del otro. Sé de tus miedos y tu falta de confianza para adentrarte en un espacio nuevo, sé de tus reservas para atreverte a simplemente soltar la mano y ver que sucede, pero finalmente creo que una puerta se abrió y el umbral marca tu antes y tu después.
Algo que ha ocupado tu pensamiento por mucho tiempo es la idea de que una obra debe ser original, como si para crear algo tuviera que hacerse desde cero, levantar y construir algo prácticamente de la nada. Me parece muy interesante que en las últimas semanas esta idea en tu mente ha dado un giro y solamente quiero dejar aquí esa nueva idea que veo ha surgido en tí y que probablemente sea interesante seguir explorando: Lo importante no es de dónde tomas algo sino hacia donde lo llevas.La inspiración de cualquier lugar y eso no significa que lo estés copiando, lo interesante, lo verdaderamente interesante es cómo tomas eso y hacia donde lo trasladas.
Estar muy cerca de ti me ha permitido darme cuenta de cómo se ha despertado en ti una nueva forma de aproximarte al mundo, tal vez más cercana, más íntima y en momentos hasta nostálgica. A veces me parece que es como si el puente que te comunica con tus emociones se hubiera vuelto más familiar, un lugar que te es más fácil transitar Te visualizo como si algo en tí hubiera despertado para no descansar más.
Percibo que estás en un momento donde muchas preguntas surgen, una detrás de otra, no desesperes por contestarlas, quédate con ellas, después de todo ¿no es de las preguntas de donde obtenemos nuestros más sublimes saberes?
Hablando específicamente de la escritura creativa, para poder entrar en ella, quizá necesites también leer creativamente, leer libros, sí, pero leer a tu alrededor, leer personas, leer animales, plantas, situaciones, leer dentro y fuera de ti con imaginación, leer la vida misma. Tal vez todavía te falta aprender muchos lenguajes para seguir leyendo.
Por último, recuerda que la vida es simple, más simple de lo que a veces parece. Quizá el mayor afán sea permanecer quieta, sensible, permitiendo que las palabras te encuentren y le den vida a tu voz.
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