DIARIO
"sensaciones y sentimientos"
Por Estela Aizenman
Después de buscar en mis memorias, y hacer un recorrido mental primero por los recuerdos de vida que me han impactado, por lo que me rodea y observo, continué por las memorias del corazón, de las experiencias, aprendizajes y las compaginé con las memorias de los sentimientos.
Pero me di cuenta que me han faltado dos, las
memorias de las sensaciones y las de los sentidos. Para descubrirlos me adentré en mi misma, mi reflejo interior, no busqué un espejo exterior, ni esperé el
reflejo que otros ven en mi.
Tacto es tocar las texturas;
Me interioricé en mis
sensaciones, limitaciones y fortalezas, qué es lo que siento al respirar, observar
como entra y sale el aire de mis pulmones, que ritmo tiene mi corazón. Como
puedo extender y contraer mis articulaciones, reflexionar como siento la dureza
o la ligereza con la que piso o camino a la tensión que experimento al levantar
algo, la fuerza y actualmente la debilidad de mis músculos, sentir un ritmo
interno al cual me había acostumbrado y que ahora me empieza a fallar.
Pensar en mi cuerpo
receptor de sentidos, del frío, el calor, el tacto, el gusto, el oído, la vista
y el olfato, que maravillas que nos permiten integrar todo lo que hacemos, y
adaptarnos a la sobrevivencia.
Oídos de la música;
En un sólo día tuve dos
experiencias que me dieron pie a este escrito. Una fue un artículo de una
persona sorda, y asombrosamente compositora de música, que describía las
sonatas de Bethoven, que se volvió sordo, pero usando sus manos y sintiendo la
resonancia y vibración del piano pudo escribir la música que recordaba, sus
manos en el teclado eran como una danza, una coreografía que ignorando el
sonido, pudo crear para otros su bellas composiciones.
La otra experiencia fue
un documental acerca de varios grupos de baile internacionales. Uno de ellos en
particular me intereso. el Ballet Beersheva de Israel, cuyo coreógrafo Ohed
Najarin, utiliza el método GAGA, que es un método de movimiento interiorizado y
libre, que da sentido a sus creaciones , dando la impresión de caos. Pero con un aparente y calculado orden. Todos
tenemos la capacidad del movimiento y de compensar nuestros sentidos, o de
apreciarlos y mas al darnos cuenta de ello cuando algo nos falta.
La vista:
Una famosa frase que
esta en una placa en la Alhambra en Granada , ante una de tantas maravillas que
he sido afortunada de ver, es la que dijo el Diplomático Mexicano De Icaza a su
esposa al encontrar un limosnero ciego:
dijo: Dale limosna mujer, que no hay cosa más
triste que ser ciego en Granada,
Efectivamente, mi memoria de la vista, no
tiene manera de agradecer las cosas que he visto, las sonrisas o lágrimas de
mis hijos, las puestas de sol, la grandiosidad de un paisaje verde, de una
jacaranda en mi ventana o de una belleza del ingenio, la cultura y la historia
humana, o la lectura de un buen libro y el placer de una obra de arte. Mis ojos
se han llenado de tantas cosas que es difícil separarlas del placer que me han
dado y también del dolor humano que me ha entristecido mucho .Ahora con los
años he podido compensar, con lentes, operación de cataratas y exámenes , lo
que la edad me ha quitado, pero no me ha quitado la memoria de lo visto: del
gusto y el olfato.
El gusto por el olfato:
Es un sentido que tengo muy desarrollado,
pues, esta aunado al del olfato del cual carezco, no de siempre, pero que fui
perdiendo desde hace 50 años. Es triste no saber a que huele mi hijo menor, y
el me lo ha reclamado.
O a mis nietos, ese olor
tan peculiar a cada persona. Pero me alegro de no poder oler algo desagradable,
que fue lo que primero perdí. Un libro que me impresiono mucho es “El perfume “
de Susskind, historia de un hombre que trato de reproducir el olor humano,
enloqueciendo y convirtiéndose en asesino, por una obsesión imposible; o el olor
de mi perfume favorito, que no se a que huele y por años lo uso porque la gente
me lo describe como muy agradable. Recuerdo el olor a tierra mojada, después de
la lluvia, el olor del ambiente antes de la lluvia, el olor de un pastel en el
horno, o el de la ropa recién lavada, nada de eso puedo oler ya, pero lo
recuerdo e imagino.
Si recuerdo en la
memoria, el olor de la comida de mi mamá o de mi abuela, y soy muy hábil para
componer guisos sabrosos que les gustan a mi familia y amigos, basados
solamente en mis atrevidos experimento se imaginación, pues sólo distingo los
sabores básicos, dulce, salado, amargo y ácido, pero los olores los reconozco por
la vista o texturas o los sonidos de los alimentos en mi boca, se puede decir
que escucho los sabores y veo los olores.
Ahora con esta pandemia,
muchas personas están sufriendo de la pérdida de gusto y olfato, pérdidas que
preocupan o extrañan, pero tal vez las recuperen, Yo no, he aprendido a
suplirlas por otros medios, sólo me preocupa cuando su pérdida me pone en
peligro, pues si estoy distraída puedo tener un accidente, pues no huelo el gas
o lo quemado, o lo que este echado a perder y lo como sin darme cuenta.
El oído:
Otro sentido que he
perdido con la edad es el oído, no mucho pero me empieza a alejar de lo que me
gusta. Me gusta la música, mas en vivo que en una grabación, mas en una
conversación que en una película, pero siento que ahora puedo distinguir mejor
los diferentes, tonos de los instrumentos, por ejemplo el violín a veces ya me
parece con sonidos muy agudos y prefiero la viola o el chello, lo que asemejo a
la voz humana, o en el contrabajo puedo distinguir el sonido de fondo que sostiene
a toda la orquesta, lo cual antes no notaba.
El placer que me da el
sonido del agua, del viento moviendo las hojas, o de los pajaritos piando, una
voz cantando, y tengo mis favoritos, por ejemplo Serrat, que combina presencia,
carisma, música y letra, y no lo cambio por ninguna grabación, su presencia es
para mi es muy placentera.
Me gusta cantar aunque
soy muy desafinada pero como le digo a la directora del coro, soy desafinada
con mucho entusiasmo y no me gusta oir solami voz,pero cuando canto con el coro
puedo apreciar la armonía de las diferentes voces unidas a la mía, lo que me
integra a otros.
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