miércoles, 13 de enero de 2021

Estela Aizeman; diario de sensaciones


 

 DIARIO

"sensaciones y sentimientos"

Por Estela Aizenman

Después de buscar en mis memorias, y hacer un recorrido mental primero por los recuerdos de vida que me han impactado, por lo que me rodea y observo, continué por las memorias del corazón, de las experiencias, aprendizajes y las compaginé con las memorias de los sentimientos.

Pero me di cuenta que me han faltado dos, las memorias de las sensaciones y las de los sentidos. Para descubrirlos me adentré en mi misma, mi reflejo interior, no busqué un espejo exterior, ni esperé el reflejo que otros ven en mi.

Tacto es tocar las texturas;

Me interioricé en mis sensaciones, limitaciones y fortalezas, qué es lo que siento al respirar, observar como entra y sale el aire de mis pulmones, que ritmo tiene mi corazón. Como puedo extender y contraer mis articulaciones, reflexionar como siento la dureza o la ligereza con la que piso o camino a la tensión que experimento al levantar algo, la fuerza y actualmente la debilidad de mis músculos, sentir un ritmo interno al cual me había acostumbrado y que ahora me empieza a fallar.

Pensar en mi cuerpo receptor de sentidos, del frío, el calor, el tacto, el gusto, el oído, la vista y el olfato, que maravillas que nos permiten integrar todo lo que hacemos, y adaptarnos a la sobrevivencia.

Oídos de la música;

En un sólo día tuve dos experiencias que me dieron pie a este escrito. Una fue un artículo de una persona sorda, y asombrosamente compositora de música, que describía las sonatas de Bethoven, que se volvió sordo, pero usando sus manos y sintiendo la resonancia y vibración del piano pudo escribir la música que recordaba, sus manos en el teclado eran como una danza, una coreografía que ignorando el sonido, pudo crear para otros su bellas composiciones.

La otra experiencia fue un documental acerca de varios grupos de baile internacionales. Uno de ellos en particular me intereso. el Ballet Beersheva de Israel, cuyo coreógrafo Ohed Najarin, utiliza el método GAGA, que es un método de movimiento interiorizado y libre, que da sentido a sus creaciones , dando la impresión de caos. Pero  con un aparente y calculado orden. Todos tenemos la capacidad del movimiento y de compensar nuestros sentidos, o de apreciarlos y mas al darnos cuenta de ello cuando algo nos falta.

La vista:

Una famosa frase que esta en una placa en la Alhambra en Granada , ante una de tantas maravillas que he sido afortunada de ver, es la que dijo el Diplomático Mexicano De Icaza a su esposa al encontrar un limosnero ciego:

dijo: Dale limosna mujer, que no hay cosa más triste que ser ciego en Granada,

 Efectivamente, mi memoria de la vista, no tiene manera de agradecer las cosas que he visto, las sonrisas o lágrimas de mis hijos, las puestas de sol, la grandiosidad de un paisaje verde, de una jacaranda en mi ventana o de una belleza del ingenio, la cultura y la historia humana, o la lectura de un buen libro y el placer de una obra de arte. Mis ojos se han llenado de tantas cosas que es difícil separarlas del placer que me han dado y también del dolor humano que me ha entristecido mucho .Ahora con los años he podido compensar, con lentes, operación de cataratas y exámenes , lo que la edad me ha quitado, pero no me ha quitado la memoria de lo visto: del gusto y el olfato.

El gusto por el olfato:

 Es un sentido que tengo muy desarrollado, pues, esta aunado al del olfato del cual carezco, no de siempre, pero que fui perdiendo desde hace 50 años. Es triste no saber a que huele mi hijo menor, y el me lo ha reclamado.

O a mis nietos, ese olor tan peculiar a cada persona. Pero me alegro de no poder oler algo desagradable, que fue lo que primero perdí. Un libro que me impresiono mucho es “El perfume “ de Susskind, historia de un hombre que trato de reproducir el olor humano, enloqueciendo y convirtiéndose en asesino, por una obsesión imposible; o el olor de mi perfume favorito, que no se a que huele y por años lo uso porque la gente me lo describe como muy agradable. Recuerdo el olor a tierra mojada, después de la lluvia, el olor del ambiente antes de la lluvia, el olor de un pastel en el horno, o el de la ropa recién lavada, nada de eso puedo oler ya, pero lo recuerdo e imagino.

Si recuerdo en la memoria, el olor de la comida de mi mamá o de mi abuela, y soy muy hábil para componer guisos sabrosos que les gustan a mi familia y amigos, basados solamente en mis atrevidos experimento se imaginación, pues sólo distingo los sabores básicos, dulce, salado, amargo y ácido, pero los olores los reconozco por la vista o texturas o los sonidos de los alimentos en mi boca, se puede decir que escucho los sabores y veo los olores.

Ahora con esta pandemia, muchas personas están sufriendo de la pérdida de gusto y olfato, pérdidas que preocupan o extrañan, pero tal vez las recuperen, Yo no, he aprendido a suplirlas por otros medios, sólo me preocupa cuando su pérdida me pone en peligro, pues si estoy distraída puedo tener un accidente, pues no huelo el gas o lo quemado, o lo que este echado a perder y lo como sin darme cuenta.

El oído:

Otro sentido que he perdido con la edad es el oído, no mucho pero me empieza a alejar de lo que me gusta. Me gusta la música, mas en vivo que en una grabación, mas en una conversación que en una película, pero siento que ahora puedo distinguir mejor los diferentes, tonos de los instrumentos, por ejemplo el violín a veces ya me parece con sonidos muy agudos y prefiero la viola o el chello, lo que asemejo a la voz humana, o en el contrabajo puedo distinguir el sonido de fondo que sostiene a toda la orquesta, lo cual antes no notaba.

El placer que me da el sonido del agua, del viento moviendo las hojas, o de los pajaritos piando, una voz cantando, y tengo mis favoritos, por ejemplo Serrat, que combina presencia, carisma, música y letra, y no lo cambio por ninguna grabación, su presencia es para mi es muy placentera.

Me gusta cantar aunque soy muy desafinada pero como le digo a la directora del coro, soy desafinada con mucho entusiasmo y no me gusta oir solami voz,pero cuando canto con el coro puedo apreciar la armonía de las diferentes voces unidas a la mía, lo que me integra a otros.

 

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